Lo veo tan claro, que creo que estoy ciego.
Pero está bien, me has cegado con tu luz resplandeciente.
No necesito los ojos, ni el oído, ni tacto ni gusto ni olfato.
El sentido que necesito me lo da el corazón.
Este sentimiento que nunca tuve…
este sentimiento se sale de lo terrenal,
algo tan inocente y bello no puede ser de este mundo.
Y tú, no se dónde has estado todo este tiempo,
ni se de dónde has salido, ni de que estás hecho,
que tu no eres como los demás.
Tú siempre estabas en mi fantasía,
hecho del mismo material que mis sueños
y ahora eres tan real que no acabo de creerlo.
Eres lo que siempre quise, el deseo que siempre pedí.
Así que ahora toca disfrutar. Ya tengo todo lo que necesitaba.
Es hora de dejar de pedir deseos y soñar mi vida.
Es hora de ser feliz y cumplir promesas…
y vivir mi vida junto a ti.
Gracias por regalarme un momento cada día,
porque un día sin ni siquiera decirte un “te quiero”
es un día que ya no merece tanto la pena.
Cada mañana, cuando piso el suelo frío en mi mente estás tu,
el ánimo que necesito para empezar mi día.
Y cada noche, antes de dormir pienso en ti,
por si hubiera suerte y sueño que estoy contigo.
Eres mucho Iván…
A veces siento que no soy capaz de expresarme,
no lo suficiente… pero es que esto no dejan de ser letras,
y lo que yo siento… lo que yo siento son mucho mas que palabras.
Te quiero, y aunque parezca imposible…
Cada día te quiero más.