Psycho Factory

Nunca termina, este eterno lunes.
Que quedará de mí, ¿hay algo más que pueda envasar?
No me queda felicidad, ni cólera, ni ilusión,
toda se la llevó esta cadena de producción.

Ni siquiera tentación de untarme los dedos
con todos esos hilos de sueños rotos,
que rebosan sobre los engranajes de hierro,
que se arremolinan entre las cadenas de acero.

Me mata, me mata este lugar.
Me mata su ruido constante.
Me mata sus patrón interminable.
Me mata la monotonía que hay en este aire.

Me mato, cada vez que me envaso,
cada vez que me quedo sin parte de mi tiempo,
cada vez que merman mis sentimientos,
cada vez que meto en cajas 812 gramos de recuerdos.

Por ahí se va, y me da igual, parte de mi amor.
¿Pobre de mí, que me quedé sin él?
No, pobre de aquél para el que vaya a ser,
porque eso ni es amor, ni es querer.

Y cuando no me puedan succionar nada más,
en un palot de destrío arrojado,
¿será también esperanza, como Pandora,
lo único que extraerán de mi cuerpo machacado?

No, cuando uno no tiene nada mas que dar,
solo miedo será lo que albergue el corazón,
de aventurarse solo y a ciegas en la oscuridad final
esta fábrica hará de nuestro temor el más suculento licor.


Category: 0 comentarios